DEMANDA ENERGETICA

La demanda energética de un edificio es la cantidad de energía que se necesita para que en su interior los usuarios puedan disfrutar de unas condiciones óptimas de confort. Existen una serie de factores que suponen un obstáculo para alcanzar dichas condiciones de confort:

– Climatización: El aire empleado para la climatización debe ser renovado (evitar saturaciones de CO2), lo que supone expulsar una cierta cantidad de aire a la calle y tomar de la calle esa misma cantidad de aire ya fresco, a la temperatura exterior. Esto es un problema en lo relativo al acondicionamiento térmico.

– Radiación solar: La incidencia de la radiación directa del sol sobre nuestros cerramientos fomenta la diferencia de temperatura, promoviendo la transferencia de calor hacia el interior de nuestras viviendas.

– Temperatura: La diferencia de temperatura entre el exterior y el interior de nuestra vivienda, lógicamente supone la tendencia natural de transferencia a través de nuestra envolvente exterior (cerramientos, ventanas, cubiertas, etc).

– Infiltraciones: El encuentro entre las ventanas y nuestros cerramientos no es completamente hermético, dando lugar a entradas de aire a través de juntas y persianas que se encuentran a la temperatura exterior.

– Cargas internas: Todos los electrodomésticos, luminarias y demás dispositivos emiten una cierta cantidad de calor cuando funcionan, elevando (aunque en poca medida) la temperatura interior de la vivienda.

De esta forma, estos cinco factores generan entradas de calor/frío en nuestras viviendas, que de no ser combatidas con la climatización, nos harían alcanzar temperaturas similares a las encontradas en el exterior, incluso peores. Los equipos de climatización neutralizan el calor/frío entrante del exterior con aire lo suficientemente frío/caliente, como para mezclarse y obtener unas temperaturas ambientes adecuadas. La energía que se requiere para alcanzar dichas temperaturas óptimas es justamente la demanda energética de nuestra vivienda.

 

 NORMATIVA DE APLICACIÓN:

Con la entrada en vigor del “CTE DB HE1: Limitación de demanda energética” se introducen desde el año 2006 unos procedimientos para cumplir unas exigencias mínimas de ahorro de energía en las edificaciones, garantizando unos parámetros a cumplir por parte de las nuevas construcciones, incorporando nuestras viviendas unos niveles mínimos de aislamiento en nuestros cerramientos, suelos y cubiertas. Dicha Normativa hace referencia a los edificios de nueva construcción y a la rehabilitación importante de los ya existentes, pero no incentiva a los ya existentes a adaptarse a las nuevas normas.

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Según la “Estrategia de Eficiencia Energética en España 2004-2012″ (Ministerio de Industria), más del 70% del parque inmobiliario español fue construido antes del año 1979, año en el que entró en vigor la primera Normativa relativa a exigencias en cuanto a condiciones térmicas NBE-CT79, por lo que la calidad energética es muy baja, quedando ausente la inclusión de aislamientos en la envolvente de los edificios.

Contaminacion aire

Según la NBE-CT79, una construcción era adecuada en cuanto al ahorro de energía, si el coeficiente de transferencia de calor del edficio (K) debía estaba por debajo de cierto valor, según el clima y de su forma más o menos compacta. La calidad térmica de un edificio dependía tan solo de las perdidas por transmisión, y éste es el único aspecto que controlaba en relación con su demanda energética. Los edificios afectados por este criterio son los construidos entre 1979 y 2006.

La diferencia más sustancial con la actual normativa CTE DB HE1, es que incluye el nivel de radiación solar, control de condensaciones y considera la carga interna del edificio para poder definir las características térmicas de su envolvente, por lo que es más exigente que la anterior normativa.

 

CERTIFICACIÓN ENERGÉTICA:

Podemos decir que la Certificación Energética consiste en el cálculo del consumo de energía estimado de un inmueble para satisfacer su demanda energética, mediante el estudio de su envolvente térmica, las instalaciones térmicas y la iluminación. La valoración de la eficiencia energética se hace en función del CO2 emitido por el consumo de energía de las instalaciones de calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria e iluminación.

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